2 de agosto de 2010

GEORGIA III: SE PUEDE SALTAR PERO NO BRINCAR


CAMPO BASE DEL TETNULDI, 24 DE JULIO DE 2010
Todo lo que hemos conseguido hoy, tras una noche de tormentazo, y luego viento y mucho frío, es levantarnos a las 4, destemplados todavía del día anterior, con toda la ropa mojada, y fría. El día era el mejor que hemos tenido allí arriba, desde luego. Con nubes, con niebla, amenaza de lluvia, pero no sé si es que ya nos hemos acostumbrado o que ya es sábado y quemábamos el último cartucho para la cumbre.
La cocina de gasolina no ha querido funcionar para preparar los desayunos energéticos y calentitos, así que hemos echado mano de los termos de té que preparamos anoche. Alguno se ha quedado sin té, pero no se ha quejado, no ha reclamado su parte. Discreto y generoso ha rellenado su taza con agua, sin un comentario, sin una mala cara. Y el muësli con agua debe estar bastante malo…Ya no tenemos existencias, último día de CI.
El desayuno que no nos ha permitido entrar en calor, el destemple del día anterior, la escasa aclimatación que hemos hecho (a parte de dormir varias noches a 3.500 m) y una pésima hidratación, no nos proporcionaban las mejores condiciones para atacar la cumbre. Pero las condiciones y la resignación de casi todos, han sido eclipsadas por la fuerza y el ánimo de Enrique, que ha sido capaz de tirar de seis personas para intentarlo, y de contagiarnos las ganas a todos. Me viene a la cabeza una letra de Pearl Jam “We were but stones, and your light made us stars” Yo observaba la actitud de cada uno, y me maravillaba del poder del optimismo…bien, bien!
Hemos empezado a subir a un ritmo bastante bueno, pasando las ya conocidas grietas, con la tranquilidad que da tener la huella del día anterior, hasta llegar a la rampa donde nos quedamos ayer. Esa rampa lleva al hombro, donde hay posibilidad de instalar un CII si se pretende hacer cumbre en dos etapas, quedando 500 m de desnivel para la cumbre. Allí dormirán esta noche nuestros compañeros de monte, los estonios. Está cubierto ahora, no deben ver nada, y allí andarán fundiendo nieve para la cena…
En la rampa va Enrique abriendo huella sobre una nieve profunda y húmeda, lo que la hace más pesada de lo normal. Si hubiera hecho sol algún día, y frío por la noche, ahora tendríamos nieve dura y cómoda para avanzar, y no esta nieve pastosa y poco cohesionada. César ha cogido el relevo, y Jordi al pasar, asado de calor, estaba poco motivado. Subía la otra cordada por delante, y yo me notaba lenta. Ya veríamos qué hacíamos al llegar al hombro, yo le iba dando vueltas a la cabeza mientras tanto. El cielo se oscurecía por momentos, no daba ningún ánimo. Al llegar y ver la arista, con esta nieve asquerosa, granulada, he sopesado mi situación, y por muchas razones, no debía subir. Con ese tiempo había que subir ligeros, y no quería retrasar al grupo. Con esta nieve por una arista, ya no me la juego yo, hago que se la jueguen mis compañeros de cordada, y esa idea no me gusta un pelo. Voy bien de fuerzas, pero el camino hasta abajo, la vuelta por el glaciar, desmontar el CI y bajar al CB cargados como mulas requieren unas fuerzas extra que hay que conservar, porque las necesitaré. ¿Qué consigo dejándome todas las fuerzas en subir, si luego me juego el tipo saltando una grieta o sintiendo como me tiemblan las piernas al bajar por la canal hacia el CB? De poco voy a servir al grupo si bajo sin fuerzas, poco voy a poder hacer por algún compañero si pasa algo…nada, yo no tiro. Si vais todos os espero aquí, y si alguien se baja me bajo con él. Ahí, en ese hombro, estaba mi raya. La he visto claramente. Jordi y Fran también lo han visto claro, cada uno por sus razones. Nos hemos reagrupado en dos nuevas cordadas y hemos esperado a que todos estuvieran decididos por una u otra dirección. Enrique tenía claro que subía, hoy ha sido ejemplo de voluntad y obstinación. César no parecía demasiado convencido, pero en cuanto ha visto que alguien tenía intención de subir, él lo intentaba también. Jorge también estaba por subir, y David se ha animado a última hora también.
Allí los hemos dejado, echando la vista atrás de vez en cuando, mientras bajábamos por el glaciar. Por fin, desmontamos el CI y cargamos todo lo que podemos en las mochilas para dejar las menos cosas posibles a los que bajen de cumbre, mucho más cansados que nosotros. Ya bajábamos cuando hemos visto aparecer a alguien del montículo: son ellos!!!! No era posible que bajaran tan pronto. Dábamos por hecho que habían hecho cumbre y habían bajado casi corriendo. Pero al ver la cara de derrota del líder, Jorge, nos hemos dado cuenta de que no era así, algo había pasado.
Subir el espolón que llevaba a la arista de cumbre era ya una pesada rampa de nieve húmeda, por encima de la rodilla, sin ninguna huella que seguir, pero liego venía la desconocida arista. Desde el lado del glaciar veíamos cornisas enormes, pero ¿qué habría al otro lado? Pues lo que se encontraron fue una nieve granulada sin ninguna cohesión, se hundían hasta la cintura, y dar un solo paso se hacía una tarea complicada. Se podían haber despeñado, con un patio de 1500 m debajo de ellos, y encordados como iban los cuatro. César les ha dicho: “Nos la estamos jugando” Enrique le ha mirado y ha dicho “Pues nos bajamos”. Yo les he dicho “Bueno, habéis visto la raya y os habéis dado la vuelta” Pero me ha sorprendido la respuesta “Nos la hemos pasado” Sólo he sido capaz de decir “Pues muy mal”
Hemos llegado a las hierbas del Campo Base, y hemos montado las tiendas, y no hemos lavado, después de tantos días. Nos hemos puesto a comentar las jugadas entre la laxitud del valle, los colores y el sonido de los arroyos. Observamos la niebla estancada, como cada día sobre nuestro Campo I. Se aleja de nosotros y la llamada a comer me saca de mis pensamientos. Mañana vienen a buscarnos los caballos, para bajar a Adishi, y de allí, en furgoneta, a Mestia. Y ya ha llegado la vida fácil, el turismo, el calor y el buen tiempo. Me ha encantado esta experiencia montañil, hostil, exigente pero muy enriquecedora. Una prueba más mental que física, de la que salgo con la sonrisa puesta. Hoy me conozco un poco más. Hoy dormiré mejor.

5 comentarios:

  1. Qué aventura más inquietante para mí y enriqecedora para ti. Es una lástima que el tiempo pueda cambiar tanto la planificación de algo que con tanta ilusión de gestinona durante meses. Me gusta que, a pesar esa climatología tan dura que ha impedido hacer cumbre, consideres que a merecido la pena.
    Mor

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  2. Qué fuerte eres Blanca. Mentalmente incluso más que físicamente. Yo no sé si habría podido disfrutar tanto como tú en un ambiente tan hostil, tan poco agradecido y en esas condiciones de precariedad, frío y humedad.
    Enhorabuena por tu tesón, tu servicialidad constante y por ver "tu raya" y decidir que te quedan muchísimos años para seguir viviendo aventuras, cuidando que ninguna avenura te corte la vida.
    Muax!!

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  3. Hola Blanca:

    Soy Antonio....he llagado hasta aquí por el link que dejaste en un mail...y me ha encantado leer lo que has publicado sobre Georgia...es muy curioso poder comparar leyendo lo que he sentido yo mismo en esas mismas circunstancias con lo que han sentido otras personas....si ya lo dijo 'el gran jefe'..¡¡se puede saltar pero no brincar¡¡...

    Un beso.

    Antonio.

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  4. Hola Blanca.

    Soy Luisito bonita aventura, este monte lo tengo mi lista de pendientes ya me pasaras información.

    Yo estuve esta primavera pasada en Elbrus 5642 tuvimos suerte con el tiempo e hicimos cima, pero el Caucaso es una cordillera muy bonita y tiene muchas montañas para explorar.

    Saludos y animo por las aventuras.

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