22 de agosto de 2012

LA FALSA EMBARCADA

Habíamos quedado para hacer el Espolón del Gállego, que según palabras de los aperturistas “la puede hacer todo el mundo”. Eso me gustó. La meteo anunciaba un día de horridez en los centígrados, así que decidimos subir un poco más, al Aspe. Vía asequible, en mente desde hace tiempo…bien, bien…


Pero no todo iba a ser tan fácil. Hubo un cambio de planes que vaticinaba fracaso: La vía Flammes de Pierre al Petit Pic du Midi d’Ossau. Vía de aventura. Yo la verdad que como “me llevan” ni había mirado la reseña (sí había estado con las dos anteriores), y no me había percatado del pequeño detalle: esa vía tiene 15 largos!!!! Es que cada vez que lo pienso, me da la risa. Y va y quedamos a las 8 en Biescas. Oye, como unos campeones…

Dejamos el coche en el Portalet, y salimos andando animados, charlando, tan campantes…Llegamos al collado donde se supone que debemos ir hacia el norte. Vemos una senda que intuimos es la nuestra, y vamos avanzando, y avanzando…pero la dichosa llanta de bicicleta que nos tiene que indicar el inicio de la vía, no aparece por ningún lado…Subimos una canal, que esperamos nos lleve al pie de la vía. Unos vamos por un sitio, otros por otro…hasta que de repente, Enrique encuentra la cueva, y la rueda de bici: bien! La vía! Ni se nos ocurre que son más de las 12 del mediodía, casi cerca de la 1, y que tenemos 15 largos de una vía que no conocemos, por delante. Estamos tan entusiasmados que ni lo pensamos. Estamos una cordada en el pie de vía, y esperamos a la otra, tras haberles gritado nuestro hallazgo. Pero no aparecen, de momento. Pensamos que han decidido tirar por otro lado, así que empezamos.

Pasamos el primer largo, el segundo…chimenea, placa, las cuerdas que rozan, los largos que no se intuyen y encima no hay nada que indique que vas por la vía. En resumen, el Midi. Así van pasando las horas, con un Enrique soberbio a la cabeza. Ya sabemos que nuestros compañeros han empezado la vía por un camino alternativo, pero que ya la van siguiendo por delante.

Al llegar al final del 7º largo, son las 5 y media de la tarde, y yo ya tenía claro que había que salir de allí, y seguramente nos tocaría usar frontal. Vemos a nuestros compañeros unas decenas de metros más arriba, que no pueden hacer cima sin nosotros porque su cuerda es corta para uno de los rápeles (y porque tampoco les iba a dar tiempo), así que les decimos que se bajen a la brecha, donde más de uno y más de dos han escapado de allí en nuestra misma situación. Nos bajamos algo tristes, y confusos por una bajada nada fácil, ni obvia. De nuevo, el Midi. Destrepes de II, y de III, hasta que después de varias horas, llegamos a la senda que nos devuelve, sin frontal, al refugio de Pombie, y después al Portalet.

Es muy curioso, llevo todo el día con la sensación de “embarque”. Tanto en la aproximación, como en la vía (ni un clavo que te indique “es por aquí”, bueno, venga, uno…), como en el descenso…los hitos eran como de cachondeo…pero esto es así, es un embarque, que de repetirlo, deja de serlo, y se convierte en vía, y en descenso. Volveremos con más tablas, y madrugando…