Todos nos resistimos a despedirnos de ella. Se revuelve en sus últimos coletazos, alimentando fugazmente nuestra esperanza de poder esquiar un día más, pero debemos asumirlo: la nieve termina esta temporada, ya toca escalar!
Una temporada más de foqueos, de cimas inolvidables, de sueños cumplidos y miles de proyectos imaginados...y lo más importante: de nuevos amigos! Empezó la cosa discreta en el Portalet, ya en diciembre, con cierta inseguridad y poca costumbre, luego los paisajes navideños, los fríos polares, más fríos polares...como si fuera invierno vaya...Vuelta a algunos picos, pero nunca a hacer lo mismo, porque cada día es diferente, cada día lo sientes diferente. Y subo en altura, pero pasan los meses y bajo en moral, bajo y bajo, y aún bajo un poco más. Malos momentos en que la montaña es el único consuelo, es lo único que no desanima, lo único que mantiene semisólido mi ser, que parecía licuado y amorfo...Poco a poco el sentir del ave fénix vuelve para la reconstrucción, y la volatilidad de mis cenizas deja paso a unos pies, unas piernas, un cuerpo...vuelvo, vuelvo a tener ganas de todo!
Los sustos y disgustos nos dejaron huellas, nos sumieron en pensamientos quedos, sordos, en una dimensión mucho más allá de la tercera, y de la cuarta, de este tiempo que tenemos por nuestro y que apenas nos pertenece el que ya ha pasado. Guardamos la preciosa sonrisa de nuestra amiga en un bolsillito muy pegado al pecho, para llevarla siempre cerca.
Las borrascas nos vuelven a utilizar de marionetas, y me dejan colgada en Zaragoza con mis vacaciones sin poder aprovechar al máximo, mientras pienso que otros marchan a Los Alpes con las suyas...pero a mi de cuatro ojos me dejan dos. Aun así los días que sí pude aprovechar, me dejaron tan buen sabor de boca que me hicieron la resignación más dulce...con recuerdos de un Mallarruego inesperado, de un Ruabe del Bozo atrincherado, de un Pico de Entre Puertos llenos de aprendizaje...qué días!
Y como guinda del pastel, La Ruta, la magnífica ruta al Aneto por Cregüeña y Estasen, que me hace suspirar al recordarla, y que me dejó tan satisfecha, que no puedo pedir más, sería injusto pedir más a una temporada tan generosa...
Dejad paso a la roca, que tiene ganas de secarse y recibirnos, por fin, tras una larga espera...cierro el armario con las botas y esquís dentro, y en la mochila ya el arnés y los gatos...hay que adaptarse! Flexibilidad, no es así?
Y colorín colorado, las nieves han terminado...(aunque llevamos una semanita que vamos, parece que vayamos a empezar la temporada en breve…)
Una temporada más de foqueos, de cimas inolvidables, de sueños cumplidos y miles de proyectos imaginados...y lo más importante: de nuevos amigos! Empezó la cosa discreta en el Portalet, ya en diciembre, con cierta inseguridad y poca costumbre, luego los paisajes navideños, los fríos polares, más fríos polares...como si fuera invierno vaya...Vuelta a algunos picos, pero nunca a hacer lo mismo, porque cada día es diferente, cada día lo sientes diferente. Y subo en altura, pero pasan los meses y bajo en moral, bajo y bajo, y aún bajo un poco más. Malos momentos en que la montaña es el único consuelo, es lo único que no desanima, lo único que mantiene semisólido mi ser, que parecía licuado y amorfo...Poco a poco el sentir del ave fénix vuelve para la reconstrucción, y la volatilidad de mis cenizas deja paso a unos pies, unas piernas, un cuerpo...vuelvo, vuelvo a tener ganas de todo!
Los sustos y disgustos nos dejaron huellas, nos sumieron en pensamientos quedos, sordos, en una dimensión mucho más allá de la tercera, y de la cuarta, de este tiempo que tenemos por nuestro y que apenas nos pertenece el que ya ha pasado. Guardamos la preciosa sonrisa de nuestra amiga en un bolsillito muy pegado al pecho, para llevarla siempre cerca.
Las borrascas nos vuelven a utilizar de marionetas, y me dejan colgada en Zaragoza con mis vacaciones sin poder aprovechar al máximo, mientras pienso que otros marchan a Los Alpes con las suyas...pero a mi de cuatro ojos me dejan dos. Aun así los días que sí pude aprovechar, me dejaron tan buen sabor de boca que me hicieron la resignación más dulce...con recuerdos de un Mallarruego inesperado, de un Ruabe del Bozo atrincherado, de un Pico de Entre Puertos llenos de aprendizaje...qué días!
Y como guinda del pastel, La Ruta, la magnífica ruta al Aneto por Cregüeña y Estasen, que me hace suspirar al recordarla, y que me dejó tan satisfecha, que no puedo pedir más, sería injusto pedir más a una temporada tan generosa...
Dejad paso a la roca, que tiene ganas de secarse y recibirnos, por fin, tras una larga espera...cierro el armario con las botas y esquís dentro, y en la mochila ya el arnés y los gatos...hay que adaptarse! Flexibilidad, no es así?
Y colorín colorado, las nieves han terminado...(aunque llevamos una semanita que vamos, parece que vayamos a empezar la temporada en breve…)
MUy bonito!!!!
ResponderEliminarEs tan complicado transmitir la curiosa transformacion que se genera en el animo cada vez que nos "echamos al monte", terapia, recuperación, cargar la pila,encontrarse uno mismo, son solo intentos mediocres de poner en palabras algo que o lo vives o no, no hay más....y sin embargo lo es todo, lo único, por eso es tan grande, por eso los "ajenos" no llegan nunca a comprender, nos dejan hacer, eso si !ve con mucho cuidado!. Muchas gracias por tus textos llenos de.....eso que no se puede explicar pero se siente.
Nos vemos