Estaba tan feliz que cerré los ojos, para concentrarme sólo en la sensación del esquí, por un carrilillo, entre las hayas…pero esto no es ningún cuento, y las ramas de las hayas son horizontales, y qué casualidad que había alguna a la altura de mi cara…tras este episodio de realidad, me sentí más feliz todavía, y me vino la carcajada: que sí, que sí, que me lo estoy pasando pipa! No recuerdo un momento de no disfrutar, en todo el día; o quizás, únicamente, el momento en que soñaba de camino a Linza…la realidad era mucho mejor que soñar…
Grupo grande, los fuertes delante, a lo lejos, se van escurriendo por el bosque…Después de tanto pinar, se agradece un hayedo, tan limpio, tan desnudo, tan elegante. Esas hayas enormes, con los hayucos aún sujetos a sus ramas, ese bosque limpio y educado. Arriba los pinos que surgen de la misma roca, se muestran potentes, intrépidos, supervivientes natos en un medio que no da ninguna tregua. Sin suelo, pero…pero por dónde crecen vuestras raíces? En qué momento apostasteis por vivir en un sitio así? Estos pinos, resulta que son unos románticos, que prefieren ser ascetas, sacrificar un crecimiento recto y continuo por unas vistas de lujo, por un paisaje imposible, que sólo ellos ven. Estos pinos salvajes…y a pesar de todo, de perfecta imperfección.
Me paso gran parte de la subida, y de la bajada, ajena a mis compañeros, hasta que se acaban los árboles…sólo entonces me doy cuenta de la cantidad de picos que nos rodean…qué maravilla!
Fue la mejor esquiada de la temporada (hasta ahora): por la nieve, por el día, por la luz, por los pinos, por los compañeros…no quería que se acabara nunca. La bajada por el bosque era como levitar, hasta el ramazo que me pegué en la cara, claro.
Siempre tengo la sensación de no ser capaz de expresar mi felicidad exteriormente. Se me queda ahí dentro, correteando arriba y abajo…pero es vergonzosa y no quiere salir…me la guardo como antídoto, para ir compensando poco a poco el bajón del lunes, la vuelta al trabajo. Ahora un poco de felicidad acumulada para llegar sonriente el lunes a primera hora, ahora otro poco para poner todo en marcha…y así, hasta el viernes, cuando ya crees que has agotado toda la felicidad acumulada, y la cargas de nuevo. Un truco: cuando se acaba esa felicidad a mitad de semana no hay más que ver las fotos, y se cargan las pilas de nuevo…
Que nos se os agoten las pilas, que llega el fin de semana!
Menos mal que siempre hay "a magic wand", léase ramazo, que te despierta de tus sueños. Mor
ResponderEliminarAsí es la semana también para mi, de arriba a abajo, consumiendo la felicidad; para llegar al finde, y entonces, de abajo a arriba, rellenando lo suficiente para bien vivir, aunque sin pasarse, para no sufrir mucho mal de altura. Y de vez en cuando, ramazo, para poner atención a lo que estás.
ResponderEliminarSalud.
Da.