Se suceden las jornadas de travesía como el día de la marmota. Justo en el momento de pasar de las cuchillas a los crampones, suelto mi frasecita: “es que el horno no está para bollos, yo hasta que no nieve ya no vuelvo” Y se me llena la boca diciéndolo, como si me lo creyese. Pero la realidad es que el único momento incómodo del día son los dos minutos de foqueo por la ya mítica “nieve-cristal” o “hielo-cristal” (ése es un jardín donde no voy a entrar…) que se empeña en acompañarnos esta temporada…
Y si ese momento me incomoda tanto, por qué no pongo crampones antes? Pues me resulta difícil de saber. Cuando a mi me parece que hay que poner crampones, veo que todo el mundo avanza cómodamente con cuchillas. Así que voy a ello, como todos, pero no soy tan hábil. Si no me enfrento a estos momento “de tensión”, no podré mejorar la técnica…En fin, que sufro, me ralentizo, sudo, hasta que llega el momento de los crampones…
Las salidas, bien escogidas, y para los que nos gustan los crampones, son una gozada. Una vez me deshago de las tablas (lo de “deshacerse” es un decir, por que las llevamos a la espalda, no desaparecen) noto un bienestar, una sensación de seguridad…falsa quizás, pero placentera…y el tiempo es bueno, ni una nube, ni borrascas…sólo disfrutar del día, hasta que te toca ir a currar, claro…
Pero subiendo me doy cuenta de que lo que nos gusta es el monte, y da igual si no hay “paquetón”, si la nieve está así o asá…miro a mis compañeros (bueno, que son todos amigos, pero parece que lo de “compañero” queda más montañil) y veo que no queremos más. Estamos todos encantados de asomarnos a nuevos collados, de ayudar al que se le sale el crampón, de ponerse debajo del que tiene miedo, de animar al que destrepa, cediéndole un piolet para seguridad “extra”, e incluso de opinar y dar órdenes desde las alturas, a los pobres que hacen lo que pueden bajando…
Y en cuanto pones esquís para bajar toda esa nieve primavera (quién dice que no hay nieve?), me voy tragando letra por letra mi frasecita anterior, y se disfruta tanto, que no me imagino no saliendo a esquiar…pero qué bajada!!!!! Intento transmitirle a Champi mi entusiasmo por una inesperadamente buena bajada, que me veía con la cuña hasta el coche, y nada de eso. Sigo queriendo más!
Y quién no se lleva la sonrisa puesta tras un día como los que estamos teniendo?
Y si ese momento me incomoda tanto, por qué no pongo crampones antes? Pues me resulta difícil de saber. Cuando a mi me parece que hay que poner crampones, veo que todo el mundo avanza cómodamente con cuchillas. Así que voy a ello, como todos, pero no soy tan hábil. Si no me enfrento a estos momento “de tensión”, no podré mejorar la técnica…En fin, que sufro, me ralentizo, sudo, hasta que llega el momento de los crampones…
Las salidas, bien escogidas, y para los que nos gustan los crampones, son una gozada. Una vez me deshago de las tablas (lo de “deshacerse” es un decir, por que las llevamos a la espalda, no desaparecen) noto un bienestar, una sensación de seguridad…falsa quizás, pero placentera…y el tiempo es bueno, ni una nube, ni borrascas…sólo disfrutar del día, hasta que te toca ir a currar, claro…
Pero subiendo me doy cuenta de que lo que nos gusta es el monte, y da igual si no hay “paquetón”, si la nieve está así o asá…miro a mis compañeros (bueno, que son todos amigos, pero parece que lo de “compañero” queda más montañil) y veo que no queremos más. Estamos todos encantados de asomarnos a nuevos collados, de ayudar al que se le sale el crampón, de ponerse debajo del que tiene miedo, de animar al que destrepa, cediéndole un piolet para seguridad “extra”, e incluso de opinar y dar órdenes desde las alturas, a los pobres que hacen lo que pueden bajando…
Y en cuanto pones esquís para bajar toda esa nieve primavera (quién dice que no hay nieve?), me voy tragando letra por letra mi frasecita anterior, y se disfruta tanto, que no me imagino no saliendo a esquiar…pero qué bajada!!!!! Intento transmitirle a Champi mi entusiasmo por una inesperadamente buena bajada, que me veía con la cuña hasta el coche, y nada de eso. Sigo queriendo más!
Y quién no se lleva la sonrisa puesta tras un día como los que estamos teniendo?